lunes, 8 de abril de 2013

CRISTINA IMPUTA AL GLAMOUR ANUENCIA


Se acabó el cuento de reyes y princesas. No son de sangre azul.

De aquella familia de dos padres y tres hijos, casi adorada en España durante más de 25 años, hemos pasado a un retrato horrendo de un rey con amigas íntimas, negocios y gastos secretos que pueden incluir la reforma de un nido para Corinna en la finca pública de la Angorrilla -El Pardo-; una reina que calla elegante, triste, por no romper el protocolo; un hijo, príncipe que habla para quedar bien, sin más mérito que su costosa formación y su buen porte; una princesa con más ambición que sinceridad; unas infantas descabalgadas del sueño real, separada, la mayor, de un fantoche que iba en patinete por la calle Serrano con vicios ocultos; desmoronada, la menor, como se aprecia en la imagen tomada en Barcelona al entrar en la sede de La Caixa, donde trabaja, tras conocerse su imputación judicial en el caso en el que también figura imputado su marido, Iñaki Urdangarín. Un marido sin escrúpulos que creyéndose verdadero duque feudal de Palma ha pedido diezmos a diestro y siniestro hasta llegar a apropiarse presuntamente, con otro socio, de más de 6 millones de euros.

Visto así, creía Urdangarín que actuaba con arreglo a la tradición y al proceder de antaño, más allá de un ducado actual únicamente honorífico y simbólico. Habrá sido confusión e ignorancia. La misma que ha tenido y padece la Infanta Cristina que no puso objeción visible a los beneficios obtenidos, ni a la compra, reforma y suscripción de la hipoteca del llamado "palacete" de Pedralbes, en Barcelona, por la que aún se deben 4 millones de euros a La Caixa -según varios medios de comunicación-.

Si sabía y aprobaba, es muy grave; mucho más. si participaba en decisiones y estrategias; si miraba hacía otro lado, es irresponsable; si no sabía, dice poco en su favor. No olvidemos que la Infanta Cristina aparece dispuesta a pagar con dinero negro al servicio del palacete, como figura entre toda la documentación, más de 40.000 folios, del caso Nóos. Algo que el fiscal Pedro Horrach aparta del caso judicial para ubicarlo en el terreno de las infracciones administrativas. Sin olvidar nunca la participación de la Infanta en la firma Nóos, ni  en Aizoon -a la que se desviaban parte de los fondos ilícitamente obtenidos en Nóos-, como copropietaria, al cincuenta por ciento con Urdangarín, Para el juez José Castro, en el auto de imputación de Cristina Federica de Borbón y Grecia, tras analizar los 14 indicios que la imputan, podría ser cooperadora, cómplice o todo ello. Para el fiscal Horrach, ni lo uno ni lo otro al encontrar inconsistentes los indicios y las sospechas.

La vida complaciente, llena de lujo y ostentación, por no conformarse con una más modesta siempre en un nivel muy superior al de la media española, ha sido la gran trampa. Algo que en absoluto exculpa. Ahora toca pagar la vajilla robada. Para dar alguna entrada nueva de dinero a Urdangarín no le faltan ofertas llamativas como la de acudir como  segundo de a bordo a la selección de balonmano de Qatar, de la mano de su amigo, el seleccionador nacional Valero Rivera. Parece que en Qatar no leen las noticias procedentes de España o les importa un bledo quien figure en la organización de una selección nacional en Doha o se tragan el sapo y favor con favor se pagará. Mientras, figura la fianza exigida por el juez Castro que supera los 8 millones de euros y para intentar cubrirla se han aportado inmuebles, incluida la hipotecada casa de Pedralbes que además se encuentra a la venta por 7 millones de euros.

Y parece que ni letrado defensor tendrá que pagar la Infanta Cristina, a la que, según vemos, ni le preguntan al imponerle desde la Zarzuela un abogado que es más un traficante de influencias que un verdadero defensor, Miquel Roca i Junyent. Un millonario con despachos de abogados en toda Cataluña, Madrid, Palma de Mallorca, entre otros puntos de actividad. Dada la falta de especialización penal de la vieja gloria del nacionalismo catalán y padre de la Constitución española, influyente en la redacción de la Carta Magna para dar diferentes velocidades y trato a las autonomías, acude al prestigioso letrado penalista Jesús Silva para defender en equipo a la Infanta Cristina -que parece no tener ni voz ni voto en este cuestión-. La defensa de una Infanta de España se convierte así, además, en un circo político.

La sensación generalizada es que el juez, pese a emitir un auto considerado de forma casi unánime como "impecable", lo tiene muy difícil para profundizar en el caso Nóos en relación a la Infanta Cristina, si citarla como testigo se habría reducido a una respuesta por escrito, imputarla -pese a desestimar hacerlo antes- en desacuerdo con el fiscal que ha recurrido el auto, más que allanar el terreno lo ha llenado de colinas con amenazantes avisperos. Es un enredo judicial del que parece que nadie -incluidos el juez y el fiscal- saldrá bien parado, pase lo que pase.

Efectivamente hay justicia para todos, pero no igual para todos.

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